Tarta Franziskaner con Chocolate Blanco

por - febrero 21, 2016



Hola, hoy actualizo el blog con una receta muy chula. Una amiga me encargó una tarta para el cumpleaños de su padre, el único requisito fue que no llevara chocolate negro. Me enteré que le gustaba mucho el chocolate blanco, entonces se me ocurrió la tarta de cerveza Guinness, pero al llevar cacao en polvo, decidí hacer una con cerveza rubia y esto es lo que salió. Quedó buenísima, y lo mejor de todo es que le encantó a su familia. Por eso estoy taaaaaaan contenta :)

Este tipo de tartas se les conoce como Naked Cake (tarta desnuda) porque deja ver sus partes y a mí, personalmente, me parecen muy elegantes.

Os cuento, la crema de chocolate ya la he hecho en otras ocasiones pero esta vez, me ha pasado una cosa raruna. En el paso a paso os diré cómo lo fui solucionando, aunque la próxima vez apostaré por una ganaché de chocolate blanco en lugar de éste tipo de crema (que es más como una mousse). Con todo esto, pasamos a la receta.

Ingredientes para los bizcochos:
250 ml. de cerveza Franziskaner
200 gr. de mantequilla sin sal
20 gr. de miel
250 gr. de azúcar moreno
3 huevos
30 ml. de leche
280 gr. de harina
2 cucharaditas de levadura química
1 cucharadita de bicarbonato de sódio
Unas gotitas de zumo de limón

Ingredientes para la crema de chocolate blanco:
200 gr. de chocolate blanco de cobertura
250 gr. de queso mascarpone
200 ml. de nata para montar
50 gr. de azúcar glas 
1 cucharadita de extracto de vainilla

Para decorar:
Canela en polvo
Nueces troceadas

Elaboración de los bizcochos:
En un cazo, ponemos la cerveza, la mantequilla y la miel y lo calentamos en el fuego mientras removemos hasta que la mantequilla esté disuelta. Reservamos hasta templar.


Ahora vamos a hacer una buttermilk o suero de leche. Para ello, a la leche que tenemos le añadimos unas gotitas de zumo de limón y dejamos reposar 10 minutos mientras continuamos con la receta.
Batir los huevos con el azúcar moreno hasta que dupliquen su tamaño y estén cremosos. Añadir la cerveza a los huevos mientras seguimos batiendo.



Ha llegado el momento de echar la buttermilk, si veis han aparecido unos grumillos raros. No pasa nada, es algo normal y con esto conseguiremos más jugosidad en el bizcocho. Mezclamos todo bien. Ahora, juntamos la harina, la levadura, el bicarbonato y lo tamizamos todo. Esto lo incorporamos a la mezcla principal. Si lo hacéis con robot de cocina cambiar la varilla batidora por la mezcladora y mezclar a velocidad baja. Si lo hacéis a mano, ayudaros de una espátula y mezclar hasta que no queden restos de harina.



Precalentar el horno a 180º calor arriba y abajo.
Engrasar con un poquito de aceite los moldes donde vamos a hornear. En mi caso, al no ser desmoldables, también les he puesto en la base papel de horno para facilitar el desmoldado.
Repartir la masa entre los moldes y meter al horno durante 20 minutos aproximadamente a 180º. Comprobar si están hechos pinchando la parte central con un palillo. Si sale limpio estarán listos.
Terminado el tiempo, dejamos reposar 10 minutos los bizcochos en los moldes. Después los desmoldamos y dejamos enfriar completamente sobre una rejilla.




Elaboración de la crema de chocolate blanco:
Aquí os voy a contar mi aventura con la crema de chocolate blanco... ¡o mi odisea!
Ya os digo, es la primera vez que me pasa y lo mismo vosotros al hacerlo no os ocurre, pero bueno; os dejo toda esta retahíla por si os pasara lo mismo y podáis darle una solución.
Derretí el chocolate al baño maría y dejé templar.
Después, batí un poco el queso mascarpone para que estuviera más cremoso y lo añadí al chocolate. Lo mezclé y se ve que, aunque el chocolate ya estaba frío, con el contraste de temperatura del queso (estaba recién sacado de la nevera), el chocolate se solidificó bastante y la mezcla quedó dura y terrosa. Mi solución fue... meterlo unos segundos al microondas. Se ve que funcionó porque su textura cambió a la de un helado y pensé ¡perfecto!



Monté la nata con el azúcar glas y el aroma de vainilla. Después la incorporé al chocolate con una espátula mediante movimientos envolventes y lo metí en la nevera. Pasado un tiempo, al sacar la crema de la nevera, estaba otra vez dura como una piedra y llena de grumillos.

Se me ocurrió investigar por internet y descubrí que añadiendo una cucharada de nata (pero sin montarla, directamente líquida) y mezclando todo a mano con una espátula, la crema se vuelve más manejable y adquiere otra vez la textura de helado. A mí me hicieron falta tres cucharadas de nata; y así pude recuperar la crema.


Para rellenar la tarta, esto me vino muy bien; sin embargo, para decorar la parte superior no me gustaba mucho porque seguía con grumillos un poco feos (lo podéis observar en las fotos). Entonces, y por último... batí un poquito de nata para semimontarla y la mezclé con la crema de chocolate blanco. Y ¡por fin lo conseguí! Abajo, en la foto donde aparece la decoración superior, veréis que la textura de la crema ya es más fina.

Ahora pensaréis.... entonces ¿qué pudo pasar? Ni idea... mis hipótesis son: la diferencia de temperatura entre los ingredientes, batir la nata en exceso, que el chocolate blanco es más complicado de tratar... no lo sé.
La otra opción a la crema anterior-----------------------------------------------------------
Mi recomendación si no queréis hacer todo lo anterior y no me extraña que no queráis hacerlo... ¡UNA GANACHE de chocolate blanco y mascarpone!
Los ingredientes son los mismos. Para ello hay que mezclar la nata con la vainilla y el azúcar y calentar hasta que rompa a hervir. Trocear el chocolate en un bol y agregar la nata caliente. Dejar reposar dos minutos y mezclar bien con una espátula hasta que el chocolate se derrita. Dejar enfriar a temperatura ambiente. Tapar con papel film a piel (el plástico en contacto con la crema) y guardar en la nevera durante dos horas.
Después, ya podemos montar con las varillas, juntar con el queso y utilizar directamente en la tarta.

Sí, es más sencillo y más rápido y la próxima vez seguramente haga esto, pero bueno... de todo se aprende ¬_¬

Montaje de la tarta:
Ahora sí, ha llegado el momento de terminar.
Colocamos la crema de chocolate en una manga pastelera con boquilla redonda y preparamos un cartón para tartas. Ponemos un poquito de crema a modo de pegamento en el cartón y colocamos un bizcocho. Cubrimos con la crema y tapamos con otro bizcocho.



Así hasta terminar con el tercero. Por último, hacemos unos puntos con la manga empezando desde el borde exterior; y con una espátula o cucharilla los extendemos hacia el centro. Repetimos los mismos pasos hasta terminar en el centro con tres puntos. 



Espolvoreamos con canela en polvo y nueces troceadas. 



 Las siguientes fotos me las ha enviado Belén, la chica que me hizo el encargo.
Desde aquí le doy las gracias a ella y su familia por confiar en mí para realizar la tarta del cumpleaños de su padre. ¡GRACIAS!



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2 comentarios

  1. El resultado es delicioso!! Me encantan las tartas que tienen chocolate blanco así que a ver si me pongo a ello y hago una buena para nochevieja, muy bueno!!

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    1. ¡Muchísimas gracias! Seguro que te queda estupenda. Besos y Feliz Navidad :)

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